Cuando era chico mi padre me decía que si me visto bien la gente me tratará bien. Al día de hoy me doy cuenta que ese tipo de frases o consejos lo dicen muchos padres a sus hijos. La razón es porque existe un paradigma: la imagen abre o cierra puertas.
En este artículo no trataremos sobre la construcción de los paradigmas o de las realidades (aunque valdría la pena hacerlo en su momento); las palabras aquí vertidas jugarán con la aceptación de dicho paradigma y veremos como “jugar con las reglas de la conducta aceptada”, así que viaja con migo en esta idea…
La vestimenta, como parte de la imagen, es apenas el primero de lo que llamo 3 filtros de aceptación, el segundo es la forma de hablar y el tercero es la forma en la que actuamos. Son estos filtros lo que permiten que una puerta se abra ante nosotros.
Primer filtro: la imagen.
En mi experiencia he visto cómo una vestimenta aceptada por un nicho social permite un buen trato de parte de dicho extracto. Lo cierto que es las personas tendemos a juzgar a otras personas con el simple hecho de ver cómo viste, qué es lo que viste y cómo se proyecta la persona con dicha vestimenta.
Segundo filtro: la forma en la que hablamos.
Una vez que pasamos el filtro de la imagen y comenzamos la interacción con los demás, si la forma en la que hablamos difiere en gran medida, si la prudencia no se hace presente y si no hay puntos en común entonces hasta aquí habremos llegado. Si la forma en la que hablamos es un deleite para los demás entonces ellos nos procurarán.
Tercer filtro: la forma en la que actuamos.
Imaginemos que estamos en una fiesta y que hemos pasado los 2 filtros anteriores, vestidos conforme a la ocasión y con una charla afable, al rededor de nosotros están se encuentran personas exitosas (empresarios, líderes sociales, entre otros).
Ahora imaginemos que hemos tomado de más y empezamos a actuar de una manera vergonzosa, hasta ahí habremos llegado. De nada sirve una presencia adecuada y un dialogo agradable si no existen acciones loables que enaltezcan nuestra persona.
Conclusión
Los filtros aquí expuestos no son el único camino para abrir una puerta, puesto que también existen otros caminos como la posición económica, política o social; por nombrar un ejemplo. Sin embargo para aquellos que no tenemos estas alternativas entonces podemos recurrir a dichos filtros que permiten escalar los peldaños socio-económicos hacia el éxito.
Por ello es importante tener presente que abrir una puerta al éxito habrá de requerir muchos sacrificios, puede costar mucho tiempo y esfuerzo, contrario a ello es muy sencillo cerrarla y esto puedo llevar tan solo algunos segundos, es por ello que debemos tener especial atención y darles mantenimiento continuamente, ya que los filtros no son estáticos e incluso se puede decir que están vivos pues reaccionan al comportamiento humano.