Esau Garcia
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-¿Quién sois voz?- se escuchó desde el interior del templo... -El que a la puerta llama- respondió el hombre que se encontraba afuera, exhausto y a la vez henchido de la satisfacción de haber llegado hasta ese punto en particular.

El que tocó a la puerta El que tocó a la puerta

-¿Quién es él que a la puerta llama?- insistió la voz, e inmediatamente confirmó el hombre -soy el que ha caminado por senderos y veredas buscando este lugar, él que se ha perdido en más de una ocasión pues el trayecto me llevaba para otra parte, él que se ha lastimado con las piedras arraigadas a la tierra o las ramas de aquellos arbustos que obstaculizaban mi andanza, él que ha tomado la fuerza de voluntad como palanca para seguir progresando a pesar del cansancio físico, él que ha caminado bajo la luz del bello día y en las sombras de la noche ha descansado un poco, él que caminando recibe del sol las fuerzas candorosas para materializar el siguiente paso y de la luna la inspiración para seguir imaginando y creando-

-...Y él que ha caminado por veredas y senderos para llegar hasta aquí ¿Tiene nombre?- preguntó la voz que se encontraba del otro lado de la magna puerta de madera cuya majestuosidad fulguraba a simple vista por su detallado minucioso y su mantenimiento constante. -Mi nombre se encuentra en el olvido, solo tengo presente el nombre que mis progenitores me han otorgado y con gusto lo comparto, los demás me llaman Enoc-

-¿Sabes donde estas?- preguntó el guardián; pregunta que Enoc contestó firmemente: -Estoy aquí y ahora, frente al templo de la idea, frente a la puerta que divide al mundo en aquellos que nos encontramos perdidos en nuestros pasos y en los que marchan hacia oriente desde su nacimiento, su vida e incluso su muerte. Estoy en el mundo material donde las pasiones se densifican y hacen más pesado mi transitar, en el punto medio de la rueda o de mi andanza donde la inteligencia es la única fuerza que estabiliza las pasiones por medio de la rectitud, estoy en el punto donde el valor se mide con la regla de la prudencia-

-¿De dónde vienes?- -Vengo de mi madre, vengo de un murmullo, de un suspiro que el viento exhalo para despertarme a este sueño, vengo de la comunidad que me formó, de las historias de que se cuentan, de los ancestros de mis padres, vengo de un lugar donde el filantropo hace verdadera filantropía... vengo del lugar a donde voy, vengo de mi destino-

-¿A dónde pretendes ir si te abro la puerta?-; -Mi fin es mi inicio, mi meta es mi origen- contestó Enoc.

-¿Por qué os debería abrir?-; preguntó el guardián del portal a Enoc quien esperó uno lapso para contestar lo siguiente -Porque he pedido, he buscado y he llamado-

El silencio reinó, no hubo más preguntas, Enoc no volvió a llamar a la puerta pues sabía que solo quedaba la espera paciente... Y así fue, la puerta se abrió después del tercer día.

Palabras Clave: El que toco a la puerta.

Aquello que me define
Todo ser humano se mueve por un ideal, el cual tarde que temprano habrá de manifestarse en hechos y son esos hechos los que mueven al mundo... Esta es parte de mi filosofía
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