A veces me pongo a reflexionar sobre este concepto tan interesante (la palabra), en ocasiones pienso que, cuando se pronuncia, solo es un sonido producido por el movimiento del aire a través nuestras cuerdas vocales que llega a nuestra boca para ser moldeado; incluso cuando se escribe solo es tinta en un papel…

Otras ocasiones pienso que es un recipiente donde se deposita el significado literal, la intensión e interpretación tanto del emisor como del receptor, el contexto socio-cultural y la emoción. Todo ello con tintes del tiempo y del entorno donde se manifiesta.
Así mismo pienso que es un punto que conecta o separa, la palabra puede apartarte de este mundo para transportarte a otros cuando se cuenta una historia enriquecidas de figuras retóricas o anclarte a esta realidad con comentarios firmes y concretos; motivarte, elevarte a los más altos pilares del amor propio o simplemente desmoronar el autoestima de una persona; puede ser inspiración para seguir avanzando en tu desarrollo o simplemente el obstáculo que lo retrasa.
Así es la palabra, así de magna y bella vibra de una forma para la Semántica y de otra para la Semiótica. A lo largo de la historia se ha hablado en demasía de su poder, el cual abarca más que su significado literal, ya que éste es tan solo un ingrediente en el ejercicio de la comunicación y, dicho sea de paso, de la construcción de las “realidades”.
Si, el significado integral de la palabra se construye a partir de una interacción social, su existencia es efímera si no hay quien pueda percibirla, no existe sino hasta que es comunicada y se resguarda en la memoria de la humanidad. Así es como su versatilidad permite engendrar en ella el mágico poder de “interpretar la realidad” o “crear múltiples realidades” a través de la materialización de la idea, que se mezcla con la emoción y el contexto.
Cuando una palabra nace, el ya mencionado significado literal es tal vez su único referente para todo ser ajeno a su creador, aunque no tarda mucho tiempo en adquirir otros matices pues ya cuenta con una intención primaria desde que se pronunció por primera vez. Su interacción permite ir descubriendo la carga emocional original y el mismo contexto socio-cultural puede ir modificando dichos matices.
La palabra inicia su etapa de madurez cuando es aceptada y utilizada por un grupo de individuos y ésta se integra al acervo de dicho grupo, el cual comienza a adquirir ciertos rasgos característicos. La personalidad de esta colectividad en específico se consolida a través del conjunto de conceptos que habitualmente utilizan, así se ve manifestada la relación entre el pensamiento colectivo y la estructura o el medio de comunicarlo, entre el significado consensuado y la expresión homologada. Este conjunto y estas relaciones tienen por nombre: Lenguaje...
Mis redes sociales