Esau Garcia
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Philos se encontraba disfrutando de la danza de los arboles que bailaban junto con el viento suavemente, hechizado por el dulce y tierno movimiento que el paisaje le brindaba demoró en percibir que junto a él se encontraba, también desde un corto lapso atrás, su pequeña hija de 7 años quien procuraba el silencio; se encontraba postrada paciente y absorta por tan tranquila actitud de su padre, como siempre, un tanto tímida.

Cuando Sophie le preguntó a su padre sobre la reflexión Cuando Sophie le preguntó a su padre sobre la reflexión

El padre giro su cuello hacia ella, la miro a los ojos y mostrando una sutil sonrisa, pronunció palabras que a ella hicieron reaccionar y contestar con un gesto igualmente bello y candoroso al mostrar esos dientes blancos y esos ojos cristalinos henchidos de pureza. -¿Que haces padre?- preguntó la pequeña Sophie que siempre veía en su progenitor, un símbolo de temple y fuerza, un guardián y proveedor de todo lo que ella necesitaba.

-Reflexiono sobre todo que veo a través de esta ventana- le contesto mientras que agitaba la mano en la cabeza de su primogénita despeinando el pelo de la que sonreía y se sentía querida por un gesto de tan noble procedencia, pues nada mas puro que el amor que el padre derrama sobre sus hijos cual si fuese aquel agradable oleo que descendiese desde la cabeza hasta el borde de las mismas vestiduras de cada uno de los que él procreo.

Sin embargo la hija, aún cuando se encontraba henchida de esa sensación divina y excelsa, no dejaba de preguntarse qué era reflexionar. Dentro de ella ésta pregunta cobraba mayor fuerza, no podía resistirlo más pues no era simple curiosidad por dicha palabra sino que iba más allá del deseo mismo o de la superficie del anhelo, su mente se adentraba en el proceso inherente al constante movimiento evolutivo y a la necesidad humana de comprender.

Fue así que cuando ya no hubo otro camino, cuando la necesidad de entendimiento cobró vida y se reforzó en los pilares de la creación, donde toda ciencia y virtud se fusionan para dar paso al desarrollo de la esencia misma y reafirmar así la identidad de todo ser. En ese punto, en ese instante fue que tomo la mano de su padre entre las suyas para detener aquel juego alegre con su cabellera y atreverse a mirarle directo a los ojos como si estuviese ahí la respuesta a la pregunta que apenas iba a pronunciar.

Con la voz quebradiza pero con la mirada fija le pregunto a su padre: -¿Qué es Reflexiono?- Siendo así que cuando termino la pregunta sintió un alivio momentáneo como si esa presión que en su delicado pecho se encontraba, se hubiese esfumado sin más, en un instante y sin despedirse ni dejar rastro alguno de que volvería. Se sintió libre y aunque ella no lo notase, en su ser nacía el proceso de cambio evolutivo por el simple hecho de atreverse a preguntar.

-Reflexionar- comentó Philos con ese tono y ese ritmo que los padres usan para corregir el lenguaje de sus hijos -es algo que todos hacemos- continúo el padre mientras miraba los lindos ojos cristalinos de su hija e inclinaba la cabeza un tanto hacia la izquierda para así cortar la idea en su mente y decir a sus adentros: -Que hermosa es- La luz de la ventana llegaba hasta el rostro de la pequeña y hacia brillar su piel morena clara. -Pero ¿Qué es?- insistió Sophie, sin embargo el padre seguía cautivado por la dulzura de sus gestos y la ternura de sus ojos neófitos pero hambrientos del dulce néctar del conocimiento.

Sophie al ver a su padre absorto entendió que no se encontraba ahí y entonces presionó sus delicadas manos con las de él, fijo la mirada y elevo su voz una vez mas para volver a vencer al demonio que en ella habitaba y que le robaba su confianza. Así fue como se sobrepuso por segunda ocasión a la timidez y se hizo un poco mas fuerte. Hecho que Philos advirtió gustoso por lo que sonrió y entusiasmado por el momento que su hija estaba viviendo continuo -Reflexionar es pensar, es en primer instancia sentir y percibir el mundo para luego analizarlo y generar una conclusión- explicaba el padre mientras que Sophie se encontraba confundida pues las palabras que su padre utilizaba estaban más allá de su grado de entendimiento sin embargo no supo como detener a su padre ya que se encontraba demasiado adentrada en sus pensamientos intentando descifrar tan enigmático lenguaje que estaba escuchando.

En ella comenzó a nacer una serie de sentimientos de los que se destacaron la incomodidad y la frustración por no ser capaz de comprender los conceptos que de forma tan elegante salían de la boca de su progenitor; sentimientos que nublaron su percepción por lo que su mirada se quedo fija en los ojos de Philos buscando en ellos la respuesta una vez más y fue en ese entonces cuando él se detuvo un instante notando que el lenguaje que estaba utilizando y el concepto que intentaba explicar eran complejos por si mismos y que él no estaba ayudando, incluso pensó en la posibilidad de mejor no decirle nada y mandarla a jugar pues sería mas divertido para ella y en un futuro retomar el tema. Pero la mirada de Sophie era firme y la voz que le acababa de llamar "padre" era un tanto menos quebradiza e insegura, Philos había visto como los gestos faciales de su hija habían cambiado un poco y estaban prontos al conocimiento, en esas delicadas líneas que dibujaban el rostro de su niña se encontraba la necesidad de entender la realidad que ella vivía y fue así que ella repitió la pregunta -¿Que es?- ya más segura de si misma, sintiendo que su padre habría de darle una respuesta clara y satisfacer su necesidad, fue tanta la intensidad y la fuerza de determinación que por un instante pareciera como si aquella niña de ojitos cristalinos y de piel morena clara nunca hubiese sido temerosa, como si por obra del destino se le hubiese olvidado que le es difícil dirigir palabra alguna a cualquier ser que se le pusiera en frente, por tercera vez había vencido a la timidez y su padre lo sabia, por lo que no podía dejar el tema, no podía rendirse pensando que el conocimiento no era de su grado de entendimiento.

Fue así que Philos fijo la mirada en su hija y sonrío para decirle lo hermosa que se veía ese día e inmediatamente le pregunto: -¿En verdad quieres saber que es Reflexionar?- a lo que la niña sonriente respondió alegremente con aquellos ademanes que solo los niños pueden hacer pues no se preocupan del que dirán o de fingir algún comportamiento “adecuado” para una sociedad -Si- respondió dando esos brincos diminutos como si le hubiese ofrecido un dulce o un chocolate envuelto en forma de moneda que tanto le gustaban, y agarrando la mano se puso dispuesta a escuchar una vez más.

-Entonces te lo explicaré, pero antes te diré que me recordaste al Principito- Siendo así que Sophie escucho por primera vez el nombre del libro que posteriormente se convertiría en su libro de inspiración -¿Al principito?- Pregunto Sophie y Philos, despeinando una ves más la cabeza de su hija y revolviendo su cabellera, haciéndola reír pues ese gesto le encantaba, le contestó con una voz suave y dulce, una voz que llevaba implícito el orgullo que sentía por el proceso de crecimiento que su hija estaba viviendo -el principito nunca se quedaba con una pregunta sin responder, pero ya te platicaré de él en otra ocasión, ahora solo te diré que reflexionar es lo que tu haces, es preguntar pero no a los demás sino a ti misma, es escuchar lo que los demás dicen y en silencio pensar sobre lo que comentan, como tu en este momento lo estas haciendo, me estas escuchando y estas pensando sobre lo que digo, eso es reflexionar, pensar o hablar para uno mismo, no para los demás y así generarás tu propia opinión de las cosas”

Sophie estaba contenta, por sentirse querida y atendida por su padre, pues aunque ella no lo concebía de manera tan exacta sabia que el dedicarle tiempo era símbolo de amor y de paciencia para explicarle en sus palabras un significado. Estaba contenta porque en ese momento había aprendido un nuevo concepto y lo había entendido a la perfección y es por ello que sonrió de manera fulgurante y se lanzo hacia su padre para abrazarlo con todas las fuerzas que tenia en ese momento. Philos también estaba feliz, ya que su hija había vivido pequeños instantes afables y loables de perfección ya que un solo instante que en apariencia es insignificante pero que cuando uno profundiza y va más allá de lo superficial observa que nada de efímero o de irrelevante sucede en tal momento; pues el simple hecho de ir en contra de la timidez y de sus temores, de vencerse a si misma para así redefinirse poco a poco no es cosa sencilla y Philos lo sabía, pues como un hombre libre y de buenas costumbres amante de los principios de la creación que sustentan la realidad misma, siempre procuraba educar y dar luz a aquellos que la buscasen con buenos sentimientos y sin ambiciones ni fanatismos.

Es por ello que estaba feliz, es por ello que respondió al abrazo de su hija y en ese instante, conmovido por tal emoción, dejo brotar un par de lágrimas de felicidad -me gusta que preguntes- le susurro al oído mientras que continuaba abrazando -me gusta que busques la sabiduría- suspiro y continuó el padre -todo es justo y perfecto- mientras que su hija se separaba un poco, pero sin soltarlo para postrar su mirada una vez mas en los ojos de su padre y preguntarle -papa ¿Qué es sabiduría?-...

Palabras Clave: Cuando Sophie le preguntó a su padre sobre la reflexión.

Aquello que me define
Todo ser humano se mueve por un ideal, el cual tarde que temprano habrá de manifestarse en hechos y son esos hechos los que mueven al mundo... Esta es parte de mi filosofía
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