

Tengo fe en la mujer o el hombre que es su palabra y que no le interesa abjurar de sí mismo a través de reclamos, de actitudes cobardes o de pensamientos oscuros.
En ese ser que busca su libertad a través de las buenas costumbres. Que con cálido sentir y álgida reflexión anhela un afable y fulgurante accionar; en ese ser que busca y practica los principios inmutables del derecho y del deber que grabó Dios en la consciencia misma.
Tengo fe en la mujer o el hombre que trabaja para alcanzar sus sueños y que paso a paso genera progreso, que es fuente asequible para los demás, que no se despega del suelo, pero que mira brioso hacia el cielo. Qué jamás claudica en la lucha por sus ideales y que construye castillos, incluso en el aire; pues hace posible lo imposible.
Del ser que no hace caso a fútiles murmullos o habladurías, que se mantiene sereno y callado ante las felonías o las falsedades que vociferan en su contra para desprestigiar su nombre; pues sabe que tarde o temprano la verdad se devela, por ello pesan más las buenas y honradas acciones que cualquier falacia.
Tengo fe en la mujer o el hombre que es capaz de mirar hacia el cielo y caminar firme, sin perder el suelo; no retrocede y se leventa caida tras caida, derrota tras derrota pues bien sabe que son experiencias y aprendizajes magnos.
En ese ser que cree en sí mismo, que mira hacia adentro antes que a fuera, que no se detiene, que sigue de frente, que con voluntad trabaja y trabaja; que no se queja de las vicisitudes ni de las desgracias, más grita su nombre a los 4 vientos y vive con tal intensidad capaz de irradiar esa luz que alumbra el camino, pues con todas sus fuerzas anhela un mundo mejor.
Si, tengo fe en ese ser que esta a punto de despertar seas tu y que en algún momento logre ser yo. A través del esfuerzo, a través del trabajo.
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